Cuestion de cojones
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Cuestion de cojones
[...]el sentido de "cojones" varía según el numeral que lo acompaña. La unidad significa algo caro o costoso (eso vale un cojón), dos puede sugerir arrojo o valentía (con dos cojones), tres significar desprecio (me importa tres cojones), y un número elevado suele apuntar dificultad extrema (conseguirlo me costó veinte pares de cojones). Del mismo modo, basta un verbo para darle variedad a los significados. Verbigracia: "tener" puede referirse a valentía (esa tía tiene cojones), pero también censura, admiración o sorpresa (¡tiene cojones!). "Mandar" indica perplejidad (¡manda cojones!); expresión que, en su variante ¡manda huevos!, hizo recientemente popular en sesión de las Cortes, mi paisano y compañero de maristas Federico Trillo.
Siguiendo con los verbos, acompañado de "poner" puede significar reto o aplomo (puso los cojones encima de la mesa), y el verbo "tocar" implica molestia, hastío o indiferencia (me toca los cojones), vagancia (se toca los cojones) e incluso desafío (anda y tócame los cojones). El término es también acepción de lentitud (viene arrastrando los cojones). Y en cuanto a amenaza, su uso es frecuente (te voy a volar los cojones) e incluso se recurre a ello para describir agresión física (fue y le pateó los cojones).
Los prefijos y sufijos también son importantes de cojones.
Por ejemplo, a- significa miedo (acojonado), des- implica regocijo (descojonarse), y -udo implica calidad o perfección (cojonudo). También las preposiciones matizan lo suyo: "de" alude a éxito (nos fue de cojones) o intensidad (hace un frío de cojones), "hasta" define ciertos límites (hasta los cojones) y "por" alude a intransigencia (por cojones).
También se recurre a ellos como lugar de origen para definir cierto tipo de actitudes intrínsecamente españolas y como origen de voluntad inapelable (porque me sale de los cojones). En cuanto al color, la textura o el tamaño del asunto, los significados son ricos y diversos como la vida misma. Un color violeta define bajas temperaturas (se me quedaron los cojones morados de frío). Posición y tamaño son decisivos, tanto para precisar pachorra y tranquilidad (se pisa los cojones) como coherencia (lleva los cojones en su sitio). Sin que falten referencias cultas o históricas (tiene los cojones como el caballo de Espartero).
Así que ya me dirá usted, señor notario. A ver cuándo Shakespeare, o Joyce, o la madre que los parió, en esa jerga onomatopéyica y septentrional que usaban los pastores para llamar a las ovejas, y los piratas para repartirse el botín contando con los dedos, fueron capaces de utilizar, con todo su Oxford, la palabra equivalente con tanta variedad, y tanta riqueza, y tanta prosapia como la usa hasta el más analfabeto de nuestros paisanos. Tres mil años de griego, latín, árabe y castellano respaldan el asunto. Lo que, se mire por donde se mire, es un respaldo lingüístico de cojones.
DE: Arturo Pérez-Reverte
Siguiendo con los verbos, acompañado de "poner" puede significar reto o aplomo (puso los cojones encima de la mesa), y el verbo "tocar" implica molestia, hastío o indiferencia (me toca los cojones), vagancia (se toca los cojones) e incluso desafío (anda y tócame los cojones). El término es también acepción de lentitud (viene arrastrando los cojones). Y en cuanto a amenaza, su uso es frecuente (te voy a volar los cojones) e incluso se recurre a ello para describir agresión física (fue y le pateó los cojones).
Los prefijos y sufijos también son importantes de cojones.
Por ejemplo, a- significa miedo (acojonado), des- implica regocijo (descojonarse), y -udo implica calidad o perfección (cojonudo). También las preposiciones matizan lo suyo: "de" alude a éxito (nos fue de cojones) o intensidad (hace un frío de cojones), "hasta" define ciertos límites (hasta los cojones) y "por" alude a intransigencia (por cojones).
También se recurre a ellos como lugar de origen para definir cierto tipo de actitudes intrínsecamente españolas y como origen de voluntad inapelable (porque me sale de los cojones). En cuanto al color, la textura o el tamaño del asunto, los significados son ricos y diversos como la vida misma. Un color violeta define bajas temperaturas (se me quedaron los cojones morados de frío). Posición y tamaño son decisivos, tanto para precisar pachorra y tranquilidad (se pisa los cojones) como coherencia (lleva los cojones en su sitio). Sin que falten referencias cultas o históricas (tiene los cojones como el caballo de Espartero).
Así que ya me dirá usted, señor notario. A ver cuándo Shakespeare, o Joyce, o la madre que los parió, en esa jerga onomatopéyica y septentrional que usaban los pastores para llamar a las ovejas, y los piratas para repartirse el botín contando con los dedos, fueron capaces de utilizar, con todo su Oxford, la palabra equivalente con tanta variedad, y tanta riqueza, y tanta prosapia como la usa hasta el más analfabeto de nuestros paisanos. Tres mil años de griego, latín, árabe y castellano respaldan el asunto. Lo que, se mire por donde se mire, es un respaldo lingüístico de cojones.
DE: Arturo Pérez-Reverte
Última edición por SPK#Retil el Jue Ago 26, 2010 5:04 pm, editado 1 vez
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